Este módulo enseña que dudar no significa no creer, sino buscar comprender mejor a Dios. Las preguntas sinceras pueden ser el inicio de una fe más profunda, si aprendemos a llevarlas a la Palabra y al Espíritu Santo, no al orgullo o la desesperanza.
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“Ahora vemos todo de manera imperfecta, como un reflejo en un espejo oscuro, pero luego veremos todo con perfecta claridad.” — 1 Corintios 13:12 (NTV)
¿Por qué existe el mal y el sufrimiento?
Es una de las preguntas más antiguas. Si Dios es bueno, ¿por qué permite el mal?
El mal no fue creado por Dios; entró al mundo por la desobediencia humana. Dios nos dio libre albedrío, y el pecado corrompió su creación.
“El mundo entero está bajo el control del maligno.” — 1 Juan 5:19 (NVI)
Sin embargo, Dios usa incluso el sufrimiento para cumplir sus propósitos. No siempre lo entendemos, pero Él saca bien del mal.
“Sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de los que lo aman.” — Romanos 8:28 (NTV)
El dolor no es prueba de su ausencia, sino muchas veces el escenario donde su amor se revela con más poder.
¿La ciencia contradice la fe?
La verdadera ciencia no contradice a Dios, sino que revela su grandeza.
La Biblia no es un libro de biología o física, sino una revelación espiritual. La ciencia responde al “cómo”, pero solo Dios responde al “por qué”.
“Los cielos proclaman la gloria de Dios; el firmamento muestra la obra de sus manos.” — Salmos 19:1 (NTV)
Cuando estudiamos la creación con humildad, descubrimos que la fe y la razón no son enemigos, sino aliados que nos acercan más al Creador.
¿Por qué Dios permite injusticias?
Vivimos en un mundo caído donde el pecado distorsionó todo lo bueno.
Dios no ignora la injusticia; Él la ve y promete hacer justicia perfecta a su tiempo.
“El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todo lo que hace.” — Salmos 145:17 (NTV)
Nuestra tarea no es entender todo, sino reflejar su justicia con nuestras acciones. Cada vez que ayudamos, defendemos o perdonamos, el Reino de Dios avanza en medio del caos.
Si Dios es amor, ¿por qué hay infierno?
Dios no envía a nadie al infierno; el ser humano elige separarse de Él.
El infierno existe porque el amor verdadero respeta la libertad.
“El Señor no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan.” — 2 Pedro 3:9 (NTV)
El amor de Dios es tan grande que dio a su Hijo para evitarnos esa separación. El infierno no es el deseo de Dios; es la consecuencia de rechazar su amor.
¿Qué pasa con los que nunca oyeron del evangelio?
Dios es justo y misericordioso. La Biblia enseña que Él se revela a todos de alguna manera.
“Porque desde la creación del mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo lo que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista sus cualidades invisibles.” — Romanos 1:20 (NTV)
Dios juzgará a cada persona con justicia, según la luz que haya recibido.
Nosotros no podemos decidir eso; pero sí podemos obedecer su mandato de llevar el evangelio a todos para que nadie quede sin esperanza.
¿Por qué hay tantas religiones?
El ser humano fue creado para adorar, pero el pecado distorsionó esa búsqueda.
Las religiones reflejan el intento humano de acercarse a Dios, pero el evangelio muestra el camino de Dios acercándose al hombre.
“Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí.” — Juan 14:6 (NTV)
Jesús no vino a fundar una religión más, sino a ofrecer una relación real con el Padre. La verdad no es un sistema, es una persona.
¿Por qué Dios a veces guarda silencio?
A veces pedimos respuestas y sentimos que Dios no responde.
El silencio de Dios no significa indiferencia, sino confianza en que su tiempo es perfecto.
“Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia.” — Salmos 37:7 (NTV)
Dios habla de muchas maneras: a través de su Palabra, de personas, o en la quietud. Cuando parece callar, en realidad está trabajando en nuestro corazón.
¿Cómo superar una crisis de fe?
Todos pasamos por temporadas de confusión o cansancio espiritual.
No te condenes por dudar; lleva tus dudas a Dios, no lejos de Él.
“Creo; ¡ayúdame en mi incredulidad!” — Marcos 9:24 (NVI)
Hablar con un mentor, leer la Palabra y recordar lo que Dios ya hizo son pasos clave para salir fortalecido. La fe no se destruye en las pruebas; se purifica.
¿Qué hacer cuando fallamos o caemos en pecado?
La culpa no es el final del camino. Jesús no vino a condenar, sino a restaurar.
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos.” — 1 Juan 1:9 (NTV)
Volver a Dios siempre es posible. Cada caída puede convertirse en una oportunidad para experimentar su gracia de una manera más profunda.
Aplicación Personal
Elegí una de las preguntas de este módulo que más resuene con vos. Investigala en la Biblia, hablala con un líder o mentor espiritual y escribí lo que Dios te enseñe sobre ella. Recordá: las preguntas no destruyen la fe; la indiferencia sí.
Reflexión / Resumen
La fe madura no es la que nunca duda, sino la que elige seguir creyendo en medio de las preguntas. Dios no teme nuestras dudas; las usa para acercarnos más a Él. Cuando llevamos nuestras preguntas al lugar correcto —su presencia—, encontramos paz incluso sin todas las respuestas.
Oración Final
Padre, gracias porque me amás incluso cuando no entiendo todo. Gracias porque tu sabiduría es más grande que mis pensamientos. Hoy te entrego mis dudas, mi confusión y mis miedos. Enséñame a confiar más en tu corazón que en mis razonamientos. Y cuando no tenga respuestas, que tu presencia sea suficiente. En el nombre de Jesús, amén.