Contact Us
info@btanswer.com
Tel: +54 1100000000
Are you client?
support@btanswer.com
Tel: +54 1100000000
Where are we?
Córdoba, Argentina

Módulo 7 — Discipulado y crecimiento espiritual

Este módulo nos enseña que seguir a Jesús no es un evento, sino un proceso continuo de transformación. Ser discípulo no es solo aprender sobre Él, sino aprender de Él y vivir como Él.

“Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.” — Juan 8:31–32 (NTV)

Qué significa ser discípulo de Jesús

Ser discípulo es más que ser creyente: es vivir bajo el señorío de Cristo, aprendiendo de su ejemplo y obedeciendo su Palabra.

Un discípulo no solo escucha, sino que pone en práctica lo que aprende.

 

“El que quiera ser mi discípulo debe negarse a sí mismo, tomar su cruz cada día y seguirme.” — Lucas 9:23 (NVI)

El discipulado es un camino de entrega diaria. Implica dejar que Jesús moldee nuestro carácter, renueve nuestra mente y dirija nuestras decisiones.

Oración: diálogo constante con Dios

La oración es la respiración del alma. No es un rito religioso, sino una conversación con el Padre.

“No se preocupen por nada; más bien, oren por todo.” — Filipenses 4:6 (NTV)

Podemos orar en cualquier lugar y momento. No se trata de palabras perfectas, sino de sinceridad. Algunos tipos de oración que fortalecen nuestra relación con Dios:

  1. Oración de gratitud: agradecer lo que Él hace.
  2. Oración de entrega: rendir nuestras cargas y decisiones.
  3. Oración de intercesión: orar por otros.
  4. Oración de adoración: reconocer quién es Él, no solo lo que hace.

La oración no cambia a Dios, nos cambia a nosotros.

Adoración: estilo de vida, no solo canciones

La adoración no ocurre solo en un servicio o con música; ocurre cada vez que decidimos honrar a Dios con nuestras acciones.

“Así que, hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes.” — Romanos 12:1 (NTV)

Adorar es vivir con gratitud, integridad y obediencia. Cada decisión puede ser una forma de decir: “Señor, te amo”.

La lectura bíblica diaria

La Palabra de Dios es alimento espiritual. Así como el cuerpo no puede vivir sin comida, el alma no puede crecer sin la Palabra.

“El hombre no vivirá solo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” — Mateo 4:4 (NTV)

Al leer la Biblia cada día, nuestra mente se renueva y aprendemos a ver el mundo con los ojos de Dios.

La constancia vale más que la cantidad: incluso unos pocos versículos diarios pueden transformar tu día.

La comunidad cristiana y la iglesia local

Dios no nos diseñó para crecer solos. La fe florece en comunidad, donde somos edificados, corregidos y alentados.

“Y considerémonos unos a otros para motivarnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como algunos tienen por costumbre.” — Hebreos 10:24–25 (NTV)

La iglesia es una familia espiritual. Ser parte activa no significa solo asistir, sino involucrarse, servir y dejarse acompañar. Allí aprendemos a vivir el amor de Cristo de forma práctica.

Rendición de cuentas y mentoría espiritual

Todos necesitamos personas maduras en la fe que nos acompañen, guíen y desafíen a crecer. Un mentor espiritual no controla tu vida, sino que te ayuda a mantenerte enfocado y fiel a Dios.

“Sométanse unos a otros por reverencia a Cristo.” — Efesios 5:21 (NTV)

También es importante tener amigos de fe con quienes compartir luchas y victorias.

La rendición de cuentas nos protege del orgullo y nos impulsa a avanzar.

Perseverar en tiempos de sequía espiritual

Habrá momentos en los que no sintamos nada. No todo el crecimiento se nota, pero sucede bajo la superficie.

“No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.” — Gálatas 6:9 (NVI)

En los silencios, Dios también trabaja. La madurez espiritual se demuestra cuando permanecemos, incluso sin emoción. Seguir a Jesús es decidir creer aunque no veamos.

Prácticas espirituales que fortalecen la fe

Algunas disciplinas que nos ayudan a crecer:

  • Ayuno: enfocar el corazón en Dios, no en lo material.
  • Silencio y soledad: escuchar su voz sin distracciones.
  • Servicio: expresar el amor de Cristo en acción.
  • Gratitud: mantener el corazón liviano y confiado.

Estas prácticas no nos hacen más “espirituales”, sino más conscientes de su presencia.

Aplicación Personal

Durante esta semana, elegí tres hábitos espirituales que quieras fortalecer (por ejemplo: orar cada mañana, leer un capítulo diario o congregarte). Anotalos y proponete mantenerlos por 21 días.

“Señor, quiero crecer. Ayúdame a ser constante.”

Podés también buscar un amigo o mentor espiritual que te acompañe en este proceso y te ayude a rendir cuentas con amor.

Reflexión / Resumen

El discipulado no es perfección, es transformación. No se trata de llegar rápido, sino de caminar fielmente. Cada paso que damos hacia Jesús nos aleja un poco más del viejo yo y nos acerca a la persona que Él soñó que fuéramos.

Oración Final

Señor Jesús, quiero seguirte de verdad. No solo con palabras, sino con mi vida. Enséñame a ser constante, a amarte en lo cotidiano y a obedecer tu voz. Rodeame de personas que me ayuden a crecer, y hazme también un mentor para otros. Que mi vida sea un reflejo de tu carácter. Amén.

Back

Esta página almacena cookies en tu dispositivo. Políticas de Cookies